Nuestro IES "Ramón y Cajal" obtuvo la Carta Erasmus para el período comprendido entre el 2014 y    el 2020. Esto nos permite solicitar becas Erasmus para que algunos de nuestros alumnos de  Formación Profesional puedan realizar sus prácticas en empresas extranjeras. Durante el curso 2015-2016, tres alumnos de la familia profesional de Imagen realizaron su FCT en Londres, Inglaterra, y este curso un alumno de Anatomía Patológica las ha llevado a cabo en Austria.   Durante el curso 2016-2017 dos alumnos hicieron sus prácticas en empresas escocesas. A continuación podéis leer sus testimonios:

 

¡Hola! O como te diría un escocés, heya!

De esas tierras maravillosas del verdor he llegado hace poco gracias a la oportunidad que me otorgó el programa Erasmus.

 

Es curioso cómo pasan las cosas a veces. Recuerdo que cuando salió la convocatoria de las becas no tenía claro si presentarme y, sin embargo, luego pasé unos nervios enormes antes de que salieran las listas de seleccionados... ¡me moría de ganas de irme!

Adoro viajar, y hacer una experiencia Erasmus es una espinita que se me quedó clavada cuando hice mi carrera en la Universidad, pero tenía miedo de hacer mal las prácticas por tener el hándicap del idioma. Qué tontería dejar que el miedo nos impida hacer algo. Fue cuando me dijeron esta frase cuando abrí los ojos: «¿Te das cuenta de que la primera semana va a ser un reto, las hagas donde las hagas?» No sé por qué pensaba que si las hacía "en casa" no podría salir nada mal, pero lo cierto es que los errores los puedes cometer  aunque las hagas en tu idioma; pero los errores son buenos, se aprende. Desde ese instante  me esforcé y me preparé lo mejor que pude para las pruebas de inglés; tenía que irme sí o sí. Y hoy puedo afirmar que cada minuto dedicado a preparar un Erasmus merece la pena.

Es cierto que toda experiencia de prácticas en una empresa es un periodo de aprendizaje en lo profesional, la diferencia es que un Erasmus va más allá: te marca en lo personal.

De hecho, estas semanas en una empresa escocesa están lejos de ser las mejores prácticas profesionales que he realizado, y sin embargo, están cerca de ser una de las mejores experiencias de mi vida.

Yo he tenido el placer y la suerte de pasar tres meses en una de las ciudades más increíbles que existen, Edimburgo, y he conocido a gente maravillosa y he visitado lugares que me sacaban sonrisas mientras pensaba «No me puedo creer que exista una ciudad tan perfecta... o bueno, ¡lo sería si no hiciera este maldito frío!»

Viajar y conocer otros lugares y culturas te cambia como persona. Antes tenía el prejuicio generalizado de que la gente del norte era fría y distante, pero resulta que los escoceses son tan extrovertidos y alegres como los españoles del sur. Pensaba que en España comíamos mal, pero que va, comemos de maravilla. Echas de menos las cervezas en una terraza al sol, pero descubres bares construidos en lo que era una antigua ciudad que ahora está enterrada bajo tierra. Descubres que vives en una ciudad con tantas historias de fantasmas que sería material suficiente para un especial de Cuarto Milenio, y sin embargo incluso en sus largas noches y estando solo en la calle te sientes seguro; porque Edimburgo es así, acogedor.

Lo que intento decir con estas palabras es que si alguna vez tienes la oportunidad de vivir una experiencia así, no la desaproveches por ninguna circunstancia; ni dinero, ni miedos, ni nada. Gracias a un amigo que no consiguió en primer lugar la beca y decidió irse con beca 0 he aprendido que el dinero no debe ser un problema cuando se tienen muchas ganas de hacer algo, porque se puede conseguir. A él le debo mi empresa y mi enamoramiento de Escocia. Y respecto al idioma, ¡puedes partir incluso de cero! Me resultó gracioso creer que tenía un nivel alto de inglés y ponerlo a prueba con los escoceses...  ¡me sentía que estaba escuchando otro idioma distinto! Al final acabas cogiendo la práctica y agudizando el oído. No hay que sentir tampoco vergüenza de preguntar y pedir que lo repitan las veces que haga falta, estamos aprendiendo. Y si no te interesa la conversación, te digo el truco que usaba con los señores mayores que me hablaban en el autobús: sonríe y asiente, ¡nunca falla!

 

Seriamente, te animo a vivir la experiencia. Vale la pena pasar por todos los esfuerzos, pruebas, líos y papeleos. Olvidar miedos o inseguridades y decidir retarse a uno mismo y ver hasta dónde puedes llegar. Crecer como profesional y crecer como persona, un erasmus es siempre inolvidable.

 

Dicho esto, solo me queda despedirme al estilo escocés: Cheers!

 

Silvia Gallardo